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domingo, 14 de noviembre de 2010

El Orgullo es un interruptor.

President Dieter F. Uchtdorf

El orgullo es un interruptor que apaga el poder del sacerdocio. La humildad es un interruptor que lo enciende.

Mis queridos hermanos, gracias por congregarse por todo el mundo para esta sesión del sacerdocio de la conferencia general. Su presencia demuestra su compromiso de unirse, dondequiera que estén, a sus hermanos que poseen el santo sacerdocio, y servir y honrar a su Señor y Redentor Jesucristo.

A menudo, marcamos el lapso de nuestra vida en base a acontecimientos que dejan impresiones en nuestra mente y corazón. Hay muchos de esos acontecimientos en mi vida, uno de los cuales ocurrió en 1989, cuando escuché el imperecedero sermón del presidente Ezra Taft Benson, “Cuidaos del orgullo”. En la introducción se hizo la observación de que por algún tiempo, el presidente Benson había estado dando seria consideración en su alma a este tema.

He sentido una carga semejante durante los últimos meses. Los susurros del Espíritu Santo me han instado a añadir mi voz como otro testimonio del mensaje que el presidente Benson pronunció hace veintiún años.

Toda persona ha tenido al menos una experiencia casual, cuando no íntima, con el pecado del orgullo. Nadie lo ha evitado, y pocas personas lo superan. Cuando le dije a mi esposa que éste sería el tema de mi discurso, sonrió y dijo: “Es muy bueno que hables de cosas sobre las que sabes tanto”.

(Dieter F. Utchdorf, Conferencia General, octubre 2010, Sesión del Sacerdocio)

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