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viernes, 25 de junio de 2010

La ostra aprovecha la adversidad y la transforma en belleza.

 

La Ostra 

“Vlvamos la atención a las razones o a los propósitos de esas calamidades. Felizmente, en esto no hay lugar a la polémica porque tenemos la plenitud del Evangelio de Cristo, del cual podemos depender. Escudriñemos las palabras de los profetas en el Libro de Mormón y en la Biblia; leamos las enseñanzas de Jesucristo en el capítulo de Mateo (Véase José Smith –Mateo); estudiemos en Doctrina y Convenios las revelaciones del Señor en los últimos días (Véase D y C 45; 88; 101 y 133). En esas fuentes aprendemos cuáles son los propósitos de Dios con respecto a dichos asuntos.

“Las calamidades son una forma de adversidad y ésta es una parte necesaria del plan del Padre Celestial para la felicidad de Sus hijos. Si nuestros corazón es justo ante Dios, la adversidad nos enseñará, nos ayudará a sobreponernos a nuestra naturaleza carnal y nutrirá la chispa divina que hay dentro de nosotros.

Si no fuera por la adversidad, no sabríamos escoger “la buena parte” (Lucas 10:40-42); la adversidad nos ayuda a ver de qué tenemos que arrepentirnos, a sujetar nuestros instintos carnales, a seguir la rectitud y gozar de “paz de conciencia” (Mosíah 4:3). Cuanto más nos aferremos a la rectitud, más disfrutaremos del cuidado protector del Salvador, Él es el Creador y el Señor del universo, Él calmará los vientos y las olas (Mateo 8:25-27; Marcos 4:39). Sus enseñanzas y su expiación sanarán al alma arrepentida. Él es el Mesías o Liberador y por causa de Él, cada uno de nosotros puede hacerse cargo de su mundo personal, aunque nos acosen las tragedias.”

(Keith B. McMullin, Liahona, Noviembre de 2005, págs 10-11)

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