"No creo que haya lugar en el mundo en el que me sienta más cerca del Señor que en uno de Sus santos templos. Parafraseando un poema: ¿Cuán lejos queda el cielo?
Cerca se encuentra. En los templos de Dios, queda justo en donde estamos. . . . En el templo se enseña el preciado plan de Dios. Es en el templo donde se hacen convenios eternos. El templo nos eleva, nos exalta y se erige como un faro a la vista de todos, señalándonos el camino hacia la gloria de celestial. Es la casa de Dios. Todo lo que sucede en el interior del templo edifica y ennoblece".
(Thomas S. Monson, Liahona, octubre de 2010, pág. 13)
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