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miércoles, 27 de octubre de 2010

El Hombre inteligente aprecia su Exaltación.

Matrimonio_Celestial

Luis Fernando Veríssimo, un hombre inteligente hablando de las mujeres
El irrespeto por la naturaleza ha afectado la supervivencia de varios
Seres, y entre los más amenazados está la hembra de la especie humana.
Tengo apenas un ejemplar en casa, que mantengo con mucho celo y
Dedicación, pero en verdad creo que es ella la que me mantiene. Por lo
tanto, por una cuestión de auto-supervivencia, lanzo la campaña

“Salvemos a las mujeres”.
Tomen de acá mis pocos conocimientos sobre la fisiología de la  feminidad,
con el fin de que preservemos los raros y preciosos  ejemplares que todavía
quedan:
1.      Hábitat:
La mujer no puede vivir en cautiverio. Si está enjaulada, huirá o  morirá
por dentro. No hay cadenas que las ate y las que se someten a  la jaula
pierden su DIGNIDAD. Usted jamás tendrá la posesión sobre una  mujer; lo que la
va a atar a usted es una línea frágil que necesita  ser reforzada
diariamente.
2.      Alimentación correcta:
Nadie vive de la brisa. Mujer vive de cariño. Déle en abundancia. Es  cosa
de hombre, y si ella no lo recibe de usted, lo buscará en otro.
Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno las mantienen bellas y
perfumadas durante todo el día. Un abrazo diario es como el agua para  los
helechos. No la deje deshidratarse. Por lo menos una vez al mes es
necesario, si no obligatorio, servirle un plato especial.
3.     F l o r e s:
También hacen parte del menú. Mujer que no recibe flores se marchita
rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad y el trato
áspero.
4.     Respete la naturaleza:
¿No soporta la TPM (tensión pre-menstrual) ? Cásese con un hombre. Las
mujeres menstrúan, lloran por cualquier cosa, les gusta hablar de cómo  les
fue en el día, de discutir sobre la relación. Si quiere vivir con  una
mujer, prepárese para eso.
5.      No restrinja su vanidad:
Es propio de la mujer hidratar las mechas, pintarse las uñas, echarse
labial, estar todo un día en el salón de belleza, coleccionar aretes,
comprarse muchos zapatos, pasar horas escogiendo ropas en un centro
comercial. Comprenda todo esto y apóyela.
6.      El cerebro femenino no es un mito
Por inseguridad, la mayoría de los hombres prefiere no creer en la
existencia del cerebro femenino. Por ello, buscan aquellas que fingen  no
tenerlo (y algunas realmente lo jubilaron). Entonces, aguante:
mujer sin cerebro no es mujer, sino un simple objeto decorativo. Si  usted
está cansado de coleccionar estatuillas, intente relacionarse  con una
mujer sin cerebro.
Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted. No les  huya,
aprenda con ellas y crezca. Y no se preocupe; al contrario de lo  que ocurre
con los hombres, la inteligencia no funciona como repelente  para las
mujeres.
7.    No haga sombra sobre ella...
Si usted quiere ser un gran hombre tenga una mujer a su lado, nunca  atrás.
De esa forma, cuando ella brille, usted se bronceará. Sin  embargo, si ella
está atrás, usted llevará una patada en el trasero.
8.  Acepte:
Mujeres también tienen luz propia y no dependen de nosotros para  brillar.
El hombre sabio alimenta los potenciales de su compañera y  los utiliza para
motivar los propios. Él sabe que, preservando y  cultivando la mujer, él
estará salvándose a sí mismo.

domingo, 17 de octubre de 2010

La Importancia del asistir al Templo.

Pdte Thomas S. Monson

"No creo que haya lugar en el mundo en el que me sienta más cerca del Señor que en uno de Sus santos templos. Parafraseando un poema: ¿Cuán lejos queda el cielo?
Cerca se encuentra. En los templos de Dios, queda justo en donde estamos. . . . En el templo se enseña el preciado plan de Dios. Es en el templo donde se hacen convenios eternos. El templo nos eleva, nos exalta y se erige como un faro a la vista de todos, señalándonos el camino hacia la gloria de celestial. Es la casa de Dios. Todo lo que sucede en el interior del templo edifica y ennoblece".

(Thomas S. Monson, Liahona, octubre de 2010, pág. 13)

viernes, 15 de octubre de 2010

Se Define Integridad.

Elder Joseph B. Wirthlin

 

 

 

 

 

 

El élder Joseph B. Wirthlin define la integridad como el “hacer siempre lo bueno y correcto, sean cuales sean las consecuencias inmediatas; es ser justo desde lo más profundo del alma, no sólo en las acciones sino, y más importante aún, en los pensamientos y el corazón. La integridad implica ser tan dignos de crédito, tan incorruptibles que seamos incapaces de traicionar una confianza o un convenio”

(“La integridad”, Liahona, julio de 1990, pág. 38).

Creo que la integridad es el eslabón o la clave del éxito en nuestros asuntos personales de la vida, porque es hacer lo correcto en nuestra vida, eso significa estar bien con Nuestro Padre Celestial, que bueno es el tener el evangelio de Jesucristo en Nuestra vida.

Esta es mi opinión en lo personal…

El Orden de las prioridades.

Existos

“En todo lo que hacemos hay un orden de prioridad . . . y una de las oportunidades más apremiantes que tenemos es la de responder a un niño con sinceridad, recordando que ese periodo de preguntas no durará siempre, que no siempre estarán dispuestos a aprender, que no siempre escucharán. Es por eso que con frecuencia tenemos que adaptarnos a sus propias condiciones y a su conveniencia, y no tratar de que ellos se adapten a las nuestras. Si les respondemos con verdadera atención y con interés sincero, es probable que continúen confiando en nosotros. Y si se dan cuenta de que pueden confiarnos sus dudas más triviales, tal vez más adelante nos confíen las más importantes”.

(Richard L. Evans, Thoughts for One Hundred days, 1972, págs. 114-115)

La Sabiduría es el uso correcto del conocimiento.

David O. Mckey1

“La sabiduría es el uso correcto del conocimiento… La fe es manifestada  con las obras, y así igualmente  la sabiduría, porque es la aplicación del conocimiento en la vida cotidiana, el llevar a cabo las buenas obras. La sabiduría se asocia  con la prudencia, pero la  prudencia se relaciona con nuestras obras futuras, mientras que la sabiduría esta relacionada con nuestras obras actuales. La sabiduría no viene a alguien por casualidad. El amor, siempre lo podréis  tener sin esfuerzo, pero la sabiduría  nunca se adquiere sin el esfuerzo. Tan solamente  Dios enseña la sabiduría. Deseo que estos dos pensamientos sean fundamentales – la sabiduría no viene por la casualidad; requiere esfuerzo, y su fuente  es Dios.”

(David O. McKay, Liahona, enero de 1937)

jueves, 14 de octubre de 2010

La Entrevista al Profeta.

Me encontraba en Lima cuando unos hombres de la prensa, que pertenecían a los periódicos más importantes, se congregaron a mi alrededor en la casa de la misión. La mayoría de las preguntas que me hicieron eran respetuosas, inteligentes y satisfactorias; sin embargo, después de que la mayoría de ellos hubieron terminado sus apuntes y se hubieron marchado, aparentemente satisfechos, un presuntuoso joven se quedó para interrogarme. Sus preguntas se concentraron en la poligamia, el racismo, la pobreza y la guerra. Traté de contestar en forma significativa y respetuosa a sus insinuantes preguntas…
De manera despectiva me preguntó por qué la Iglesia "Mormona" no había remediado la pobreza del mundo. Entonces, volviéndome hacia él le dije algo así: ¡Señor! ¿Qué quiere decir con lo que me pregunta? ¿Sabe usted dónde nace la pobreza, dónde radica, dónde se fomenta? He viajado considerablemente por todo su país, desde la costa hasta la cima de las altas montañas; he estado en lo alto de su grandioso y temible Huascarán; he estado en sus museos de oro y en sus majestuosas catedrales; he visto a sus compatriotas que viven en las sierras apenas sobrevivir en condiciones primitivas en chozas escuálidas, con escasos alimentos, sin absolutamente ningún tipo de comodidad. En su gran ciudad, veo sus mansiones y sus palacios, pero también veo numerosas casas de cartón y de hojalata, y los cuerpos desnutridos de sus indios, tanto los que vienen de tierra adentro como de los que provienen de lo alto de los cerros. He visto sus catedrales con altares de oro y plata, y sus mendigos sobre el suelo frío de esos edificios, con sus esqueléticos brazos extendidos y las manos descarnadas abiertas y elevadas para pedir ayuda a aquellos que van allí a visitar o a adorar. ¿Y me pregunta usted acerca de la pobreza? He cruzado la Cordillera de los Andes y llorado por los indios a quienes todavía se les persigue, se les despoja, se les oprime y se les menosprecia. Sobre sus espaldas llevan sus preocupaciones, sobre sus espaldas llevan las mercancías que van a vender y las que han comprado. Y cuando llegan a las ciudades, he visto cómo se les humilla, se les hace a un lado y se les rechaza. Ustedes los han tenido desde hace cuatrocientos años; durante cuatro siglos han sido sólo unos pobres indios despojados; durante muchas generaciones han sido humanos que apenas sobreviven. Al igual que con los hijos de Israel, durante cuatrocientos años han vivido en una verdadera esclavitud. En esa constante pobreza existen muchas generaciones de ignorancia y superstición, hambre y enfermedades, así como también el sufrir los azotes de la naturaleza. ¿Y usted me habla a de pobreza y privaciones, y de sufrimiento y necesidades? Ustedes los han tenido durante cuatrocientos años. ¿Han mejorado su moral, han disminuido sus supersticiones, han enriquecido su cultura? ¿Han elevado sus ideales? ¿Han aumentado sus ambiciones [de progreso]? ¿Ha aumentado su producción? ¿Se ha engrandecido su fe? ¿Qué ha hecho usted por ellos? ¿Cuánto mejor están ellos ahora, en los Andes, que cuando ustedes llegaron hace cuatro siglos?…
Me gustaría que fuera a la sede del mormonismo, a la cual usted ataca. Creo que no verá a ningún mendigo en Salt Lake City, ninguno muriéndose de hambre, y pocos, si los hay, sin abrigo ni vivienda. Allí no hay barrios pobres como los que usted conoce.
Él entonces recogió sus papeles y sus lápices y se fue.


(Spencer W. Kimball, "The Gospel Solves Problems of the World", BYU, charla fogonera realizada el 26 de septiembre de 1971).

Defiendan la verdad y la rectitud.

Vida nueva

Mis queridas jóvenes hermanas, a ustedes que defienden la verdad y la rectitud, que buscan la bondad, que han entrado en las aguas del bautismo y andan en los caminos del Señor, nuestro Padre que está en los cielos ha prometido que ustedes “levantarán las alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán” . “No será[n] engañad[as]”. Dios las bendecirá y las prosperará. “Las puertas del infierno no prevalecerán contra [ustedes]; sí, y Dios el Señor dispersará los poderes de las tinieblas de ante [ustedes], y hará sacudir los cielos para [su] bien y para la gloria de su nombre”.

Hermanas, las amamos. Oramos por ustedes. Sean fuertes y de buen ánimo. Ustedes son en verdad hijas espirituales de la realeza del Dios Todopoderoso. Son princesas, destinadas a ser reinas. Su propio relato maravilloso ya ha comenzado. Su “érase una vez” es ahora.

(Dieter F. Uchtdorf, Liahona, mayo de 2010, págs. 125-127)

Lo fundamental de seguir a Nuestro salvador y aprender de El.

Cristo_resucitado

"Evidentemente, la esencia misma de nuestro deber y del requisito fundamental de nuestra vida terrenal ha quedado captada en esas breves frases de diversas escenas del ministerio terrenal del Salvador. Él nos dice: ‘Confiad en mí; aprended de mí; haced lo que yo hago; y cuando recorráis mi camino, entonces hablaremos de la dirección que vosotros seguís y de las tribulaciones y de las pruebas que encaráis. Si me seguís, yo os sacaré de la oscuridad". Él nos promete: ‘Os daré respuesta a vuestras oraciones y descanso para vuestras almas’."
"Mis amados amigos, no conozco otra manera de tener éxito y seguridad entre todos los riesgos y problemas de la vida, ni conozco otra forma de llevar nuestras cargas ni de hallar lo que Jacob, en el Libro de Mormón, llamó: ésa felicidad que está preparada para los santos’."
"Mi deseo en el día de hoy es para todos nosotros –no tan sólo para los ‘pobres en espíritu’, sino para todos- que tengamos más experiencia personal y directa con el ejemplo del Salvador. A veces buscamos lo divino de manera muy indirecta, concentrándonos en los programas, en la historia o en la experiencia ajena, lo cual es importante, pero no tanto como la experiencia personal, como el ser un verdadero discípulo, y la fortaleza que se recibe del experimentar personalmente la majestuosidad de la influencia de Él."
"Desde el principio, el confiar en Su ayuda ha tenido por objeto darnos el motivo y la manera de mejorar, el incentivo para dejar a un lado nuestras cargas y labrar así nuestra salvación. Podrá haber y habrá muchas dificultades en la vida; no obstante, el alma que viene a Cristo, que conoce su voz y se esfuerza por hacer como Él hizo, recibe, como dice el himno, ‘la fuerza para a otro levantar’."
"El Salvador nos recuerda que nos tiene ‘… grabados en las palmas de Sus manos…’. Al considerar el incomprensible precio de la Crucifixión y de la Expiación, les promete que Él no va a darnos la espalda ahora. Cuando Él dice a los pobres en espíritu: ‘Venid a mí’, lo que quiere decir es que Él conoce el camino hacia la salida y hacia el cielo. Lo conoce porque Él ya lo recorrió. Conoce el camino porque Él es el camino."
"Hermanos y hermanas, cualesquiera que sean sus problemas, por favor no se den por vencidos y por favor no cedan ante el temor. Siempre me ha conmovido el hecho de que, al partir su hijo a su misión en Inglaterra, el hermano Bryant S. Hinckley abrazó al joven Gordon y le entregó una nota escrita a mano con sólo cuatro palabras del capítulo cinco de marcos: ‘No temas, cree solamente’."
"También pienso en aquella noche cuando Cristo se apresuró para llegar a ellos y ayudar a Sus atemorizados discípulos, cuando anduvo sobre el agua y les dijo: ¡tened ánimo; yo soy, no temáis!’. Pedro exclamó: ‘Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas’. La respuesta de Cristo fue la que siempre es: ‘Él dijo: Ven’. Al instante, como era su naturaleza, Pedro descendió de la barca a las agitadas aguas. Mientras sus ojos permanecieron fijos en el Señor, el viento le sacudía el cabello y el agua le empapaba el manto, pero todo estaba bien, porque venía a Cristo. Fue sólo cuando su fe vaciló y el temor se apoderó de él, sólo cuando quitó los ojos del Maestro para mirar las furiosas olas y el alarmante abismo negro, sólo entonces empezó a hundirse en el mar. Con nuevo terror, gritó: ‘¡Señor, sálvame!’. Sin duda con algo de tristeza, el Maestro, que domina toda dificultad y todo temor, que es la solución de todo desaliento y desánimo, extendió la mano, asió al discípulo que se ahogaba y con esa tierna reprensión le dijo: ‘¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?’."
"Si se sienten solos, por favor, sepan que pueden hallar consuelo. Si se sienten desanimados, por favor, sepan que pueden ser sanados."

(Thomas S. Monson, Liahona, Mayo de 2006, págs. 69-71)

Aprendamos a ser pacientes.

Un reloj

En la década de 1960, un profesor de la Universidad de Stanford dio inicio a un modesto experimento para poner a prueba la fuerza de voluntad de los niños de cuatro años. Puso frente a ellos un bombón grande y les dijo que podían comerlo enseguida o que, si esperaban 15 minutos, podían comer dos.

Entonces dejó a los niños solos y los observó desde el otro lado de un espejo falso: algunos comieron el bombón de inmediato, otros no esperaron más que unos minutos antes de ceder a la tentación y sólo un treinta por ciento logró esperar todo el tiempo.

Fue un experimento de leve interés, y el profesor pasó a otras áreas de investigación porque, en sus propias palabras: “no es mucho lo que se puede hacer con niños que están tratando de no comer bombones”. Pero siguió el rastro de los niños con el pasar del tiempo y se empezó a percatar de una correlación interesante: los niños que no pudieron esperar enfrentaron dificultades en etapas posteriores de la vida y exhibieron más problemas de comportamiento; mientras que los que esperaron demostraron la tendencia a ser más positivos y tener mayor motivación, mejores calificaciones, ingresos superiores y relaciones más sanas.

Lo que comenzó como un sencillo experimento con niños y bombones se convirtió en un estudio trascendental que sugiere que la facultad de esperar —de ser paciente— es un rasgo clave de la personalidad que puede predecir el éxito posterior en la vida.

Dieter F. Utchdorf, Liahona, mayo de 2010, págs. 56-59)